La basílica de Nuestra Señora del Coro, o simplemente de Santa María del Coro, es considerada uno de los templos religiosos más imponentes de la ciudad vasca. Situada en la ciudad Vieja de San Sebastián y entre calles estrechas y sinuosas, esta iglesia fue terminada de construir en el año 1773. El estilo es barroco, aunque un poco ecléctico si tenemos en cuenta los elementos rococó de su pórtico, el gótico de sus bóvedas o su fantástica fachada de estilo churrigueresco, posiblemente lo más destacado. Merece la pena detenerse ante ella, a pesar del díficil angulo y perspectiva que ofrece, y conocerla por dentro.
Pocos se atreven a plantar cara a la catedral del Buen Pastor, una auténtica joya arquitectónica y monumental. San Sebastián es la prueba más clara de que cuando conjugamos sol y playa con un patrimonio histórico y cultural fascinante, el resultado es absolutamente brillante. Este templo religioso, con un exterior hermoso, destaca por su torre de 75 metros de altura, lo que lo convierte en uno de los edificios más altos de toda Guipúzcoa. Ahora bien, personalmente creo que su deslumbrante exterior eclipsa el interior, que sin ser feo ni mucho menos, no consigue despertar el mismo interés. Sí que merece pasear por la zona, el conocido como Ensanche donostiarra, que alberga algunos lugares de interés como el Palacio de la Justicia, la Biblioteca Foral o la animada plaza de Gipuzkoa, uno de mis espacios favoritos de la ciudad.
Como os decía, desde San Sebastián resulta muy cómodo y rápido cruzar hasta el país vecino y descubrir algunos pueblos del País Vasco francés.